Ganó Portugual, sin duda la canción más sosa de todas. Eso sí, ganó porque el cantante necesitaba un trasplante de corazón. Nos alegramos mucho de que se supone que lo consiguiera venciendo, pero… ¿Portugal no podría haber enviado algún otro cantante que estuviera más sano? Para ganar Eurovisión… ¿ahora hay que enviar a un cantante mal de salud y, a pesar de todo el esfuerzo de los demás países, va a ganar ese? Europa apesta, para variar.
La mejor canción fue sin duda la de Rumanía: una cantante tirolesa y su acompañante que hizo una canción realmente dinámica y divertida, pero al que a los demás del jurado no les gustó mucho a juzgar por su posición final. Una pena, como siempre.
Por otro lado, si España sigue eligiendo estos grupos y estas canciones, no nos extrana nada de que siga quedando de los últimos. TVE no sabe, o no quiere, elegir canciones buenas, y para elegir una hacen una especie de concurso extraño que encima todos acaban peleados. Así no se hace una canción ganadora, y lo saben. No enviemos a cantantes así puesto que hacemos el ridículo más espantoso. Este año, ni siquiera Portugal ni Grecia nos dieron puntos, y ya es decir…
Por otro lado, la cuota barcelonista de TVE se vió en que la locutora que tenía que decir los puntos de España, en su fondo de imágen, se veía la Sagrada Familia de Barcelona. Curioso, ya que Cataluña quiere independizarse a pesar de lo que le diga Europa. En fin…
En definitiva, una patética edición más de Eurovisión, que vuelve a tener a Australia, que, como todos sabemos, es como Israel, se siente europea a más no poder… (nótese la ironía…).
Deja una respuesta