Se repite la imagen en cualquier ciudad que tenga paseo marítimo y donde hayan turistas: Los africanos vienen a vender sus cd piratas, ilegales, a 2 o 2,5 €. Hay gente alrededor de ellos y… de repente, cogen su «manta» que utilizan para exponer sus cd´s y se van corriendo, todos en estampida. Han visto a algún policia.
En Cataluña, donde también hay muchos de estos llamados «manteros», no saben qué hacer, y, pese a las airadas protestas de los comerciantes de algunos establecimientos, algunos Ayuntamientos de allí han puesto un lugar cerrado para ellos donde vender su mercancia. Sí, es ilegal, pero el Ayuntamiento lo permite. Esto se resumen en una frase: nadie sabe qué hacer con ellos.
Son gente que viene a tener un trozo de comida, no son delincuentes ni bandas organizadas que pasen contrabando; su único pecado es vender cd´s piratas que,por cierto, si los venden es por qué alguien, alguna empresa o mafia o qué se yo qué, se los facilita, previo pago anticipado, evidentemente. Cd´s, polos de marca, pero falsificados, relojes de pulsera, bolsos de «Tous», etc… Son falsificaciones que cuestan un 80% menos que el original.
Lógicamente, es delito, falsificar, no vamos a hacer apología del delito. Es un delito, pero… ¿qué hacer con ellos? ¿Quitarles el negocio y que se dediquen a delinquir como pasa con otras nacionalidades? Sinceramente, son inofensivos, y no obligan a nadie a comprarles; cuando los ves en cualquier paseo marítimo, no les compras y ya está. Pero… ¿es permisible el delito? Hay entra en juego la Ley, la moral y la compasión, y no es fácil conjugar estos 3 elementos.
Por eso, en algunas zonas costeras como Cullera por ejemplo, o Valencia, los policias pasan, les asustan, pero al minuto los negros vuelven otra vez. Si los policias quisieran detenerlos, lo habrían hecho. Otras localidades se dedican a ir a por ellos y ponerles sanciones y multas, que al final son simbólicas, pues no tienen ni dinero ni bienes y se declaran insolventes. Y claro, tampoco vas a empezar a meterlos todos en la cárcel, ya que estas ya se encuentran bastante llenas con criminales «de verdad».
Entonces, ¿qué hacer con ellos? ¿Permitirles las ventas y quizás producir un efecto llamada en la ciudad que lo permite? ¿Hacer la vista gorda? ¿Ir a por ellos todos los días hasta que se cansen? Complicada es la decisión. Sigo diciendo que, prefiero mil veces a «delincuentes» como ellos y no los que entran en tus casas y después de robarte, te dan una paliza. Al menos, los negros manteros solo buscan tener algo qué comer ese día.