Tal como pasó hace un par de años en Mestalla (Valencia), a la final se enfrentan el Atlético de Bilbao y el Barcelona, las dos comunidades autónomas que representan el separatismo o el nacionalismo más mayúsculo, por decirlo de alguna manera. Evidentemente, no son todos, es una minoria, pero suficiente para volver a pitar el Himno de España, por ejemplo, o pitar la presencia de los Reyes o de los Príncipes. El Rey de España no creemos que asista, tal y como está pasando el ambiente la Casa Real en estos momentos, pero el que ha asegurado su presencia sí que ha sido el Príncipe, al parecer.
En Mestalla se pitó a lo bestia, tanto que tuvieron que subir los decibelios del aparato de sonido del estadio más que nunca para amortiguar los silbidos y las protestas. En Francia, Sarkozy dijo que si se pitaba la «marsellesa», el himno oficial francés, cerraba el estadio y se jugaría a puerta cerrada, algo a lo que ha aludido la presidente de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, diciendo en declaraciones hoy mismo en Onda Cero en «Herrera en la Onda» que ella haría lo mismo, cerrar el estadio y jugarlo a puerta cerrada.
Como ella mismo también reconoció, se armaría un escándalo, posiblemente sin precedentes, si pasara eso, pero, ¿se juega España el ser un país serio, o se deja que se pite el himno del mismo pais y a sus «reales» representantes? ¿Sería España en cambio un país duro, que no permite la libertad de expresión? Se han anulado partidos por insultos racistas, véase el caso de cuando insultaron en el campo del Zaragoza a Etóo, y él inteligentemente aprovechó esa circunstancia para irse del partido, romperlo, y marcar el Barcelona, pero se estuvo a punto de acabar el partido.
¿Sería lo mismo los insultos racistas que los insultos al Rey de España o al Príncipe, o no es tampoco «libertad de expresión? ¿Qué ocurriría si se suspendiera el partido? ¿Se armaría el gran escándalo en los aledaños del Calderón, estadio problemático ya de por si? La decisión no es en absoluto fácil, ya que la RFEF, entre otros graves errores por incompetencia que tienen, no tienen un reglamento preciso, o si lo tienen, no lo cumplen, casi que es peor esto último.
La RFEF debería, en primer lugar, como hacen en los paises serios, decidir a principio de cada temporada dónde se va a jugar la final de la Copa del Rey, sean los finalistas que sean; en segundo lugar tiene que reglamentar bien qué ocurre cuando se sabe que han habido insultos racistas y decir que se suspenda el partido, sea quien sea, incluso si es el Real Madrid y el Barcelona los implicados, por supuesto; y por supuesto dedicir qué ocurriría si en la final de la Copa del Rey se insulta a los representantes de las casas reales, ya que como su propio nombre indica, es la Copa del Rey, ¿qué Rey? El Rey de España, con lo que si algún equipo no quiere jugar dicha final, ¿para qué están ahí entonces compitiendo?
En definitiva, hay un problema en esto y si no quieren que se repita los polémicos sucesos de Mestalla un para de años antes, tendrían que haber hecho los deberes antes, y bien hechos.
Deja un comentario