Colaboraciones Oconowocc: Carlos Reyes
Sensación de abatimiento, insomnio, brotes de ansiedad, irascibilidad, incluso entre los primeros días inquietud en nuestro puesto de trabajo. Lo relatado anteriormente son unos pocos síntomas producidos por algo tan habitual en nuestra vuelta al trabajo, la depresión post-vacacional. Y es una dolencia que por desgracia nos sume a muchos españoles, sobre todo en estos primeros días de septiembre.
Muchos expertos han hablado largo y tendido sobre el tema, buscando puntos de inflexión donde apoyarse para dar un sentido a esta “dolencia psicológica” que nos afecta a muchos. Algunos de esos estudios les han llevado a determinar que parte de la causa de este problema –por llamarlo de alguna manera– lo tiene la duración de las MERECIDAS vacaciones de las que disfrutamos. No hace muchos días nos afirmaron que aquellos que sólo desconectaban dos semanas eran los que más sufrían este tipo de dolor psicológico. Catorce días se convertían en insuficientes y causa probable de padecer esta depresión temporal. Pero es entonces cuando mi cabeza hace clic. Aquellos que disfrutan de más días estivales, ¿no la padecen?
Pues sí. Esta probado que tanto o más que los anteriores. Cuantos más días desconectamos de la “faena”, menos ganas tenemos de volver a emprenderla. Eso, sí o sí, es una realidad intachable. Entonces, ¿Quiénes son los que más posibilidades tienen de padecerla?
Desgraciadamente, cualquier trabajador. Pero la experiencia me ha marcado que los que no la padecerán seguro que son aquellos que su trabajo es un verdadero hobby, aquellos no “sufren” la carga de una dura jornada laboral. Porque, ¿quién pasará por peor experiencia de “vuelta al patio”? ¿Aquel músico que se evade unos días en cristalinas playas para volver más tarde a hacer magia con ese don que Dios le ha dado, o de igual modo aquel escritor que tras viajar a países encantadores plasma toda su experiencia vivida en blanquecinas hojas de papel, o por el contrario aquellos GRANDES CURRANTES que se dejan la piel en su trabajo, ya sea delante de un ordenador, manejando maquinaria, montando aires acondicionados, etc…?
Pues eso amigos, que después de discernir sobre esto, queda ver. ¿Hay antídoto a esta temporal quimera? Los expertos no encuentran uno concreto, porque no lo hay, así como no afecta a todos por igual. Así que, queridos amigos de Oconowocc, yo voy a tratar de tomarme mi antídoto, el cual es disfrutar de los grandiosos artículos de esta genial página, colaborar con algunos de ellos para intercambiar impresiones con todos vosotros, y tratar de hacer lo que –según mis más allegados–, mejor sé hacer, que no es más que escribir novelas, en busca de ese antídoto tan cercano para mí que es mi próximo best seller. Lo dicho, voy a seguir escribiendo, que aunque esté preparando la salida de una, no dejo de escribir por mucho que me empeñe a veces en no hacerlo.
UN SALUDO AMIGOS DE OCONOWOCC.