100 años han pasado ya desde que se compró el enorme lago, por un millón de las antiguas pesetas, y a plazos además. Para dar datos más exactos, fue en junio de 1911 cuando la ciudad de Valencia a los reyes de aquel entonces todo el lago por 1.072.980,41 pesetas, y José Canalejas era el presidente del Gobierno en aquel entonces y lo compraron a Alfonso XIII. En el año 1986 fue declarado parque natural, hasta la fecha.
Aunque la alcaldesa Rita Barberá diga que el lago está muy bien cuidado y limpio, los ecologistas no dicen lo mismo. Dicen que el nivel de tóxicos es elevado y que todavía a día de hoy sufre los vertidos incontrolados de algunas empresas, provocando matanza de peces. Esto unido a que año tras año pierde masa de agua por la desertización, hace que realmente esté en peligro.
Opinamos que la Albufera ha pasado lo mismo que con El Saler. Está tristemente olvidado. Podía aprovecharse tanto El Saler como la Albufera como dos sitios tremendamente turísticos, únicos en el mundo, ya que ninguna ciudad tiene un gran parque natural como El Saler (a excepción de Nueva York el parque central) y un lago tan enorme como la Albufera, pero no se aprovechan en absoluto. Está claro que hay que respetar el tema ecológico y no es plan para hacer en plena Albufera un mega edificio de centro comercial, evidentemente.
Pero con recursos suficientes se podía aprovechar. Ya hablamos hace unos meses de lo mal que lo habían hecho con El Saler y cómo ahora sigue tristemente sin aprovechar, y eso que pertenece a Valencia, pero no se aprovecha. Y con la Albufera pasa lo mismo. Resulta un poco patético que haya que aparcar apiñados en plena carretera de solamente un carril por sentido, en vez de hacer un aparcamiento mínimamente decente donde quepan de 100 a 200 coches, al menos. Cierto es que hacer obras en pleno parque natural resulta «chungo» y los ecologistas empezarían a echar fuego de sus bocas, pero de decir «qué vamos a hacer este fin de semana» a «este domingo no se que hacer, voy a dar una vuelta por El Saler o por la Albufera», van mucho, y se ganaría en miles de turistas mas adicionales.
Y no tendría que ser demasiado impacto para la naturaleza. Al fin y al cabo, se están haciendo ampliaciones de carreteras y carriles bici con lo que el impacto sería mayor ya que hablamos de un parking subterráneo o un parking al lado quitando un poco de zona de bosque y en general un sitio de ocio al estilo parque de cabecera. Si se plantea bien, y para ello hay miles de arquitectos buenísimos en todo el mundo, podría respetar la naturaleza y Valencia ganaría dos enormes sitios, uno de ellos un maravilloso lago, para gozo de los turistas y naturales de la ciudad.
Evidentemente estas ideas para algunos ecologistas pensarán que son incluso obscenas, pero… como esto es una democracia, opinamos lo que de verdad pensamos. Creemos que economia doméstica y naturaleza no tienen que ser incompatibles. Al menos, que se piense bien ahora que el lago ha cumplido 100 añitos.