¡Comprad, insensatos, comprad!
¿Quién es el que decidió que en el mes de diciembre tuviera que gastarse cualquier hijo de vecino de media 600 euros en regalos? Ojo… 600 euros de media, que son muchos euros, eh. Seguro que ninguno en paro o con dificultades económicas se gastaria 600 euros sin más. Pero como estamos en Navidad casi, todos tienen que pasar por el aro.
Querido comprador, que seguramente lo haces con todo el cariño del mundo: esta columna va para ti. Plantéate esta cuestion: ¿qué te parece que unos grandes almacenes te digan en forma de tradición cuándo y cuánto te tienes que gastar? Pues tu, querido comprador, que sepas que estás siendo manejado por los hilos del capitalismo más extremo. La Navidad, esa fiesta en un envoltorio de luz y de amor y de confraternidad donde todos somos más buenos, es una fiesta enormemente bien hecha que aprovecha un mes determinado para que todos compremos.
Sí, tu también, parado de larga duración que posiblemente estés leyendo esta columna. Tu también, persona que los miembros de tu familia también están en paro y no llegan a final de mes. Todos, realmente. Pero… ¿sabéis qué? Yo no. Sí, no voy a caer en esta vorágine comprista en la que da igual lo que te digan, por que tienes que comprar. Analiza, querido comprador, la serie de artículos dedicados a la Navidad en esta web humilde, y mira luego qué probabilidades hay de que sea lógico o normal el considerable gasto que vas a hacer de manera tan absurda.
La fiesta de la Navidad es que está super bien hecha. Hace frio, te dan ganas de estar con la familia (sí, esa familia que posiblemente resulte que no le haces caso a lo largo de todo el año), los centros comerciales ¡casualidad! que estén abiertos más días del año, etc… etc… Pero analiza bien quién te controla. ¿O crees que eres libre totalmente de las tradiciones que asolan este viejo mundo? No, no eres libre. Eres esclavo de este capitalismo consumista que nos han concedido los diferentes gobiernos y la religión católica.
Así que, para los que no van a hacer caso de esta columna o creen que no tengo ningún espíritu navideño: ¡comprad, insensatos, comprad!
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