Una interesante serie, esta vez japonesa, y al puro estilo «El Juego del Calamar», ha irrumpido en Netflix y nos está encantando.
Tokyo, en el época presente: se nos presenta a 3 amigos, cuyo protagonista es un joven adolescente que solamente le interesa jugar a los videojuegos y «pasa» de estudiar, de conseguir trabajo… y eso hace que su padre haya perdido la fe en él. De hecho, está tan harto de que le llamen parásito que se va de casa con el objetivo de irse a vivir con sus amigos.
En el trayecto, y mientras están haciendo el tonto, casi provocan un accidente serio de tráfico y se van huyendo y riéndose al baño de un bar para huir de la policía. Pero… de repente, se hace el silencio. Salen del baño, y no hay nadie. Salen a la calle, y no hay nadie. ¡La ciudad está desierta totalmente! ¿Qué ha ocurrido…?
Nadie lo sabe, y tras horas y horas deambulando por una ciudad desierta, se sientan en una plaza preguntándose qué ha ocurrido, y de repente se enciende una pantalla gigante de un edificio diciendo que los participantes se dirijan a la sala de juegos ya que los juegos van a empezar. ¿Qué juegos?
Pues unos juegos que, si pierdes, mueres, ya que tienen que sobrevivir con ingenio e inteligencia. Sobreviven a los primeros juegos y, después de cada uno de ellos, consigues una carta de una baraja de póker. Se encuentran en la ciudad con otros jugadores que les ha pasado lo mismo, y a veces tienen que hacer ciertas alianzas porque si no.. mueren. Ahí conoce a la chica protagonista, que aunque al principio no se fía mucho de él, poco a poco va iniciándose una relación más que de amistad.
Consiguen ganar todos los juegos pero… no ha acabado el tema: ahora, ¡siguiente nivel! Así que la segunda temporada irá de este siguiente nivel en una ciudad de Tokyo desierta y en la que nadie sabe qué ha ocurrido.
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