El objetivo que se marcó dicho banco para el año pasado fue aumentar un 10% sus beneficios, un 10% los depósitos que controla y un 10% los créditos que concedía. Sólo cumplió el primer objetivo por que, según el presidente del Banco de Valencia, José Luis Olivas, tuvo «una de las más profundas y más graves crisis que ha tenido la economía moderna», lo que, a su juicio, «obliga a una planificación muy rigurosa y a un ajuste fino en todo el trabajo».
Según dice, la entidad durante el año pasado concedió 5000 hipotecas y este año prevee conceder unas 3000.
José Luis Olivas presentó dos posibles futuros pero no se decantó por ninguno por no tener «bola de cristal». El más optimista, explicó, es el que prevé una normalización de los mercados internacionales de liquidez antes de verano. «Cuatro o cinco meses», auguró. Esta situación sería para el Banco de Valencia la ideal puesto que permitiría recibir financiación con normalidad que después se transferiría a ciudadanos y empresas.
El euribor, que es el interés medio al que se prestan dinero los principales bancos de Europa, está normalizado en los índices de euribor a un mes y dos meses, según dijo ayer Olivas «pero el euribor a un año (el de las hipotecas) aún no».
Respecto a las continuas acusaciones de que los bancos ya no quieren conceder nada, el presidente dijo que «cuando la economía crece un 1% y la inversión crediticia se ha incrementado un 5,5% ello significa que se han dado créditos a un ritmo superior a lo que estaba creciendo la economía, por lo tanto, no es un problema de que las entidades financieras no han cumplido su misión ni mucho menos».
Además, añadió que en la «actual situación de recesión muy pocos empresarios se deciden a hacer inversiones productivas y solicitar financiación para hacerlo», algo que, a su juicio, «no es un problema de financiación ni mucho menos».
Lo único real y palpable es que millones de personas están en paro y las empresas, sobretodo pymes y micropymes, están cerrando y hay que buscar una solución.