Un bonito juego de palabras para decir que el Valencia C.F. tiene un nuevo proyecto de Nuevo Mestalla. Casi nada que ver con el primero de hace tantos años, allá por el año 2003, cuando Juan Soler hizo esa gran presentación.
Ahora no será ni de causalidad de 75.000 espectadores sino de, como mucho, 60.000. Un craso error, ya que si el equipo funciona bien, se quedará pequeño. Otro detalle es que la grada de arriba se quitará para profundizar en la de abajo para que llegue al mismo campo de fútbol, quitando la pista de atletismo: la pista era una exigencia de Rita Barberá para, quizás, una posible candidatura a unos Juegos Olímpicos en la ciudad. Adiós a eso también. En cambio, la grada estará más cerca del césped.
Y otro cambio será que la cubierta no será la misma, sino una más, digamos «sobria», y no tan rica ni opulenta como la anterior que reflejaba los barrios de la ciudad. Será moderno, quizás como el Wanda Metropolitano, pero antes aspiraba a ser el mejor de España. Ahora, será de los mejores, solamente. Si se dan prisa en construirlo, será capaz de albergar finales de Champions o de Euroligas que hasta la fecha no se ha dado casi nunca en este vetusto Mestalla.
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