Nos gustó la película, sin duda. Una hora y media de un guión un poco alocado y diverso, mucho baile, mucha cultura africana y un Wesley Snipes espectacular en el papel que a él más le gusta.
Nuestro Príncipe de Zamunda se ha hecho mayor y su padre, el Rey, muere, en un divertido y curioso funeral donde hay fiesta y no tristeza. Ahora, teniendo en cuenta de que el nuevo Rey de Zamunda tiene 3 hijas pero ningún hijo, vive un poco con esa vergüenza, para ellos, pero su esposa le dice que cambie la ley ya que su hija mayor está más que capacitada para ser la nueva reina del país. Pero él se parece más a su padre de lo que quiere aparentar y no está de acuerdo. En eso que su primo le dice que en realidad si que tiene un hijo «bastardo» en Estados Unidos y que le busque para que sea el sucesor al trono cuando él se muera.
Y directo va a Estados Unidos, lo encuentra, se lo lleva a Zamunda y al principio le gusta la idea de ser el Príncipe nuevo del reino pero se enamora de su peluquera… y hace lo que hizo su padre: se fuga a Estados Unidos con su amor verdadero y a casarse con ella. El nuevo rey de Zamunda tiene que volver para buscarle pero… se da cuenta de que él mismo hizo eso y le deja casarse, pero en Zamunda para que su pueblo le vea.
Al final, su hija mayor es la reina y su hijo recién casado se convierte en el Embajador de Zamunda en Estados Unidos, y así, todos contentos. También Wesley Snipes que quería que su hija se casara con el heredero para hacer un pacto polçitico de paz entre sus dos países, y al final lo consigue.
Lo mejor de la película es que se ven a todos o casi todos los antiguos actores de la primera película, casi 30 años después, y resulta divertido verlo todo. La recomendamos, sin duda.
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