El Saler, una de las joyas más secretas de la ciudad de Valencia, ha tenido otro incendio. No gana para sustos, y es lamentable que ninguna administración pública de esta región haya sido capaz de hacer del Saler algo bueno y sobretodo, duradero.
Comenzó como un parque natural maravilloso con sus dunas, hasta que allá en los años 70 lo remodelaron e hicieron un paseo marítimo y urbanizaciones, destrozando por primera vez ese entorno natural. Eso sí, al menos respetaron gran parte del Saler y dejaron sitio para que los de la ciudad pudiéramos disfrutar de sus encantos. Me acuerdo que había un gran aparcamiento para coches y todos podíamos ir allí a disfrutar de un dia de campo, entre sus dunas y su vegetación mediterránea.
Luego vino la segunda modificación, y quitaron el aparcamiento para dejar más sitio para la vegetacion (que, a priori, parece que eso es ecológico y está bien,,,) y remodelaron otra vez las dunas, quitando parte de su encanto. ¿Qué ha provacado este cambio, a mi juicio para mal? Que ahora no se puede disfrutar como antes dicho paisaje y no hay sitio para los coches. Claro, los ecologistas dirán que mejor, pero no se puede ya disfrutar como antes.
Y este es el segundo incendio de importancia que se ha registrado. La basura de los domingueros que, guarros ellos, no tiran sus basuras en las papeleras o en los contenedores que hay, sumado a que no se limpia todos los días de ramas secas y vegetación seca dicho paraje, hace que enseguida se incendie. Y eso se resuelve tan fácil como contratar a 10 o 15 personas que se dediquen, exclusivamente, a limpiar. Así, no pasaría lo que ha pasado este fin de semana,
2,5 hectáreas han sido arrasadas por un incendio en pleno corazón del Saler. Qué pena. Una vez más, el Saler, perjudicado por la acción del hombre. Una Albufera maravillosa, un bosque precioso, víctima de las malas acciones de las personas. El Saler que se podía convertir en un verdadero icono de la ciudad de Valencia, maltratado una vez más. Que las administraciones públicas (Ayuntamiento, Generalitat) tomen nota de una puñetera vez.