Lo que ya sabíamos perfectamente viendo los datos del paro (más de 3,5 millones) y la cantidad de empresas que van cerrando como si fuera un efecto dominó, «técnicamente», según los economistas, ya es oficial: España está en recesión.
Tuvo dos caídas su PIB (Producto Interior Bruto) trimestrales consecutivas en 2008 y acentuó su deterioro en los tres últimos meses del año, al retroceder el 1% tras registrar dos trimestres de crecimiento negativo (-0,3% y -0,7%), según el indicador avanzado por el Instituto Nacional de Estadística.
En términos interanuales, el Producto Interior Bruto cayó el 0,7% en el cuarto trimestre, aunque en el conjunto del año hubo un crecimiento medio del 1,2%, 2,6 puntos menos que un año antes cuando la economía española creció el 3,8%.
Es decir, la economia española está en un coma profundo. El Banco de España, viendo que las cosas pintan muy mal en un año que solo acaba de empezar, pide y reclama más reformas estructurales y no solo cambios e inyecciones puntuales de dinero. Hay que cambiar el sistema, eso está claro. Pero, ¿a qué sistema se puede ir, viendo la economía como está?
