Como alternativa a las medicinas médicas tradicionales que te hinchan a pastillas sufriendo el organismo, sobretodo los riñones y el hígado, van surgiendo las llamadas medicinas alternativas. La acupuntura, medicina china, elementos diversos de las parafarmacias, la risoterapia, y ahora la musicoterapia, van rompiendo la continuidad del hecho de estar enfermo, acudir a la medicina tradicional. De lo que se está hablando ahora mucho es de la musicoterapia. ¿En qué consiste?
En pocas palabras, consiste en que un musicoterapeuta toca algunos instrumentos musicales para que el paciente se relaje y un poco se deje llevar por la armonia de la música. Dicen que las neuronas cerebrales reaccionan ante diversos estímulos provenientes de la música, y dependiendo de los acordes de la música y sus tonalidades a propósito tocadas, se consigue un estado de paz y bienestar que hace que la enfermedad o remita o se apacigüen sus síntomas dolorosos.
Los orígenes son muy antiguos: Pitágoras decía que el movimiento de los planetas desprendían notas musicales, o que estaban basados en dichas notas: Platón decía que la música era toda divina y dependiendo del estado de ánimo del dios en concreto la persona sentía una cosa u otra. Pero aún antes, en la Biblia, se habla de musicoterapia: cuando el rey David tocaba el arpa a Saúl para tranquilizarle de su crítico estado de ánimo, eso eran sesiones de musicoterapia, hace miles de años ya.
Los científicos en general coinciden en que la situación de la persona, la situación mental o de actitud, influye en el comportamiento de la persona. Por ejemplo, es sabido que en los centros comerciales ponen tipos de música preparados para que compres con calma (así compras más) o la música más joven y dinámica en las tiendas de ropa para, primero, ahuyentar a las personas mayores que no aguantan ese tipo de música y que los jóvenes con esa música trepidante vaya comprando prendas de vestir.
Y se dice que las plantas también reaccionan, por ejemplo,a la música clásica, haciéndolas crecer más y mejor, con lo que algo sí que tiene la música que «amansa a las fieras». Por eso la musicoterapia, de la que España es una de las potencias mundiales en este tipo de tratamientos, intenta que sea una terapia más habitual que ahora.