No hacía falta que lo dijeran las encuestas ni ningún estudio de mercado, ni nada por el estilo, pero los estudios dicen algo que ya se sabía desde hace tiempo: la Navidad ha perdido su sentido religioso. Aunque la pregunta es: ¿alguna vez lo tuvo, acaso?
Así, escribiendo literalmente lo que dice la encuesta: «para la gran mayoría de los jóvenes (84%) estos son días, más bien, de diversión, cenas y reuniones con amigos. La mayoría saldrá de fiesta (el 65% lo hará la noche de fin de año). Lo religioso queda en un alejado segundo plano, si es que queda: apenas son un 15% los jóvenes que asistirán a la tradicional misa del gallo y un 9% quienes aseguran que estas fechas guardan para ellos un gran significado religioso.»
Como se ve, estas fiestas son un medio más para irse de fiesta. No tiene ningún significado religioso y, encima, como ya se explicó en la saga Desmontando Creencias durante una semana, todo lo que hay detrás de la tradición navideña no tiene nada que ver con la realidad. Pero, eso sí, en cuestión de divertirse, todas las tradiciones valen.