Hace un par de días se celebró «por todo lo alto» los premios Goya 2010 en Madrid, donde un genial Andreu Buenafuente supo amenizar la velada que se había caracterizado por un sopor insoportable durante varios años. Con su humor supo hacerla divertida… aunque Penélope Cruz y Javier Bardem se fueron 7 minutos antes… ¿demasiados chistes para ellos? Quien sabe…
Dicen que el año 2009 ha sido uno de los mejores años del cine español. Claro, a base de subvenciones multimillonarias, todo el mundo puede ser director ahora, incluso Wilbur (bueno… no, borrar eso…). La cosa es que las películas estrellas de este año han sido Ágora y Celda 211. Parece que el cine español por fin se ha dado cuenta de que no todo es sexo cada 5 minutos, como hace Almodovar, sino que puede haber un argumento sin personas desnudándose a lo Pajares y Esteso. Es más, queridos directores de cine español, hay argumentos que pueden tratar de otra cosa que no sea la manida Guerra Civil Española, ¡si, de verdad!
¿Por qué ha sido un éxito esta vez el cine español? Bueno, concretando: ha sido un éxito Ágora y Celda 211. ¿Por qué? Por pasta gansa, como hace el cine estadounidense. Telecinco puso muchos euros, millones de euros para dichas películas (no en balde Ágora ha sido la más cara del cine español en toda su historia) y han conseguido hacer una película taquillera, al margen de Torrente, que fue un lapsus en el continuo espacio-tiempo.
Y la gala cada vez se intenta parecer más a la de los Oscar en Hollywood. Es decir… ¿cómo el cine español puede tener exito? Pues por suerte o por desgracia, si se va pareciendo más a la industria cinematgráfica de los EEUU. Eso es una realidad evidente. Ni tonterias sociales ni tonterias románticas ni rarezas: gástate los duros en cosas de muchos efectos especiales y un mínimo de argumento y verás como aumenta la recaudación de los espectadores. Parece que van aprendiendo.