Uno de esos programas que dices «que horror!» o te llegas a arrepentir de haberte comprado una televisión, es este: Mujeres y Hombres y Viceversa. O quizás es Hombres y Mujeres y viceversa.. pero como tiene la palabra comodín «viceversa», pues imagino que se puede decir como se quiera.
Es de Telecinco, claro, como casi todos los programas de ese estilo. Se trata de un programa en el que, cuando toca de mujeres, hay unas «tronistas», que son las chicas que intentan buscar un posible novio entre un conjunto de jóvenes chulos, con pelo de punky y de civilización no reconocida todavía. Se supone que hay un conjunto de normas, en las cuales los posibles candidatos no pueden tener ningún tipo de relación con las tronistas más allá del programa, y hay una serie de citas que las tronistas tienen con sus candidatos para ver cuál sería el novio ideal o candidato amoroso perfecto para ellas. Se supone que quieren encontrar el amor.
Total, el famoso modelo televisivo de chico busca chica de toda la vida, pero llevado a la eferfescencia telecincotera famosa del corazón harto horripilante donde será una posible fuente de famosilos de medio pelo que surgen por ahí, tipo Gran Hermano.
La cosa está… curiosamente, y como suele pasar en estos casos, en que todos los posibles candidatos resulta que se lian con otras mujeres y siempre en las discotecas, por que no puedes ir a ese programa, parece ser, si no trabajas en la discoteca de noche. Y siempre hay jaleos por que hay incluso grabaciones y testigos que dicen que a este le vieron con aquel y aquella la vieron con este de más allá. Hoy incluso han dicho que uno de los candidatos es homosexual.
Como siempre, programas de rarezas y de jaleos. Hasta la presentadora Emma dijo que no entendía pr qué venían los candidatos sino solo a chupar cámara por que siempre estaban con jaleos y liándose con otras mujeres. Lloros, cabreos y discusiones.
Eso es de lo que trata este programa que antes era por la tarde y ahora es a las 12:30. Un programa típico de verano más, donde predomina a veces el mal gusto.