Una película que combine la palabra «shark» de «tiburón» con «nado«, el final de la palabra «tornado», nunca puede ser buena. Y aunque paradójicamente esta película haya tenido bastante éxito en Estados Unidos e incluso se están planteando una secuela de la misma (o al menos eso dicen…) no deja de ser de nuevo una película sobre tiburones, esta vez que llueven del cielo.
Hay una tormenta que se convierte en huracán, y de huracán va transformándose en tornado que absorbe a miles de tiburones de todo tipo y van cayendo en medio de toda la ciudad de Los Ángeles, provocando matanzas por todos lados. Por un lado, los tornados que atrapan a centenares de tiburones y luego las grandes inundaciones que hacen que por las avenidas de la ciudad se llene de estos pececitos tan graciosos.
La manera que tienen los protagonistas de acabar con los tornados es igualmente curiosa: se meten en un helicóptero y van metiendo bombas en las bases de los tornados para que desaparezcan. Al final hacen desaparecer los 3 grandes tornados que se forman, pero muere la mitad de los protagonistas.
No la recomendamos por que el tema de los tiburones es un tema ya demasiado manido, y el hecho de que formen un tornado de los mismos, más de lo mismo también.