Divertida película sobre tiburones, pero que le da una vuelta de tuerca al mismo género.
Unas turistas convenidas por sus novios, van a encerrarse en una jaula de barras de hierro a unos metros de profundidad solamente para poder ver de cerca a un grupo de tiburones blancos enormes. No quiere una de ellas, pero al final la convencen. El problema es que la grúa de la jaula se parte y bajan a toda prisa al fondo del mar, a 47 metros.
Allí los tiburones no les dejan vivir, y de hecho al parecer una de ellas es pasto de los tiburones, y además uno de los chicos del barco que intenta ayudarlas. Al final, después de varias alucinaciones producidas por el nitrogeno en la sangre, es liberada una de ellas pero sin su amiga al parecer.
Veremos la segunda parte de la saga, a ver qué tal es.
Deja una respuesta