El mercenario bocazas, el mutante que tiene fuerza sobrehumana, agilidad, sentidos acelerados y un buen factor de curación casi como Lobezno, tuvo su primera película y hay que reconocer que es no solo graciosa, sino con efectos especiales espectaculares.
Deadpool no es un superhéroe convencional, es, como dice él mismo, «súper» pero no un héroe. La película cuenta su historia: era un hombre de éxito, con una mujer despampanante, pero al que le diagnostican un cáncer. Un cáncer incurable, excepto cuando le convencen de que hay un tratamiento poco ortodoxo que, no solo le curarán la enfermedad, sino que le darán unas habilidades extraordinarias. Así lo hace, y se convierte en Deadpool.
Como Deadpool, su primera misión es vengarse de lo que le han hecho en su cuerpo, ya que le han desfigurada la cara. Y cuenta con la ayuda de Ciclope y Bala de Cañón, al que le intentan convencer varias veces de que ingrese en los X-Men ya que es un mutante sin destino. Va rechazando siempre ese destino ya que le gusta ir en solitario, por supuesto, y al final consigue vengarse de los que le hicieron la operación.
Por supuesto está el cameo de Stan Lee, y como escenas finales… una en la que aparece el mismo Deadpool diciendo que no hay escenas finales y que la gente se vaya para su casa. Ya se está rodando la segunda parte, y por supuesto, no os perdáis las varias referencias a cómics DC, sobretodo de Green Lantern, burlándose de su anterior personaje.
La recomendamos, sin duda alguna.
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