Caramba que peliculón. Más acción, más efectos especiales y más piruetas de Vin Diesel con sus vehículos.
Como los anteriores, empieza con los sucesos de la sexta película, y aparece un magnífico Jason Staham que quiere vengarse de su hermano que está hospitalizado, y jura venganza. Mata al chino, amigo de Vin Diesel, e incluso le pone una bomba a Brian para matarle a él y a su hijo. Evidentemente, Vin Diesel por esa afrenta jura venganza, y es ayudado por un ya mayor Kurt Russell, que hace de jefe de una división de los Servicios Secretos que le dice que para poder atrapar a su enemigo, primero tiene que encontrarle, y para eso tiene que ayudarle a él: tiene que ayudarle a encontrar un objeto llamado el «Ojo de Dios» el cual hace que cualquier persona en el mundo pueda ser localizada.
En unas espectaculares persecuciones, Diesel lo consigue y Russell entonces le ayuda a encontrar a su más temido enemigo. En las luchas finales, recuerda un poco a Transformer ya que destruyen casi la mitad de Chicago entre explosiones, coches volando, etc… pero al final consiguen su objetivo.
En un muy emotivo final, Diesel se despide de Brian, en un bonito homenaje al actor Paul Walker que falleció, y así acaba la película. Sin duda, la recomendamos.
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