Como efectos especiales, sin duda buenísimos. Ahora, como historia… cambias la nave Covenant (que de ahí sale el título de la película) y le pones la Nostromo de la primera película de Alien de todas, y tienes prácticamente la misma película.
La nave Covenant va con unos 2.000 colonos a poblar un nuevo planeta que creen que es apto para la vida, pero se despiertan todos antes ya que la nave recibe la llamada de auxilio de un misterioso planeta, que resulta ser el planeta de los alienígenas.
Allí les reciben unos aliens «principiantes» , pequeños y sin evolucionar todavía que se cargan a unos cuantos, y cuando entran en el paraje de alrededor de la famosa nave que se estrelló en Prometheus, de unos huevos pequeñitos que pisan sin querer sale una sustancia negra que entra en algunos orificios del cuerpo y salen a las horas, aliens a uno por la espalda y al otro por la boca, en las escenas más «gore» que hay en la película.
El androide que quedó destrozado en la anterior película es arreglado y es él quien provoca un genocidio contra los habitantes del planeta tirándoles todas sus semillas genéticas que él mismo ha estado experimentando, y lo mismo quiere hacer con los tripulantes del Covenant.
Al final de la película, sin saberlo nadie, se intercambian los androides «malo» y «bueno», y el malo se queda para viajar con sus experiementos al planeta donde originalmente querían ir, imaginamos para seguir experimentando con ellos. En la tercera entrega de la saga precuela de «Alien», imaginamos que se verá cuál es su propósito final. Eso sí, al parecer, el orígen de los aliens es por los androides que se vuelven locos y malvados.
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