Sí amigos. No hacemos artículos de cada viajecito que hacemos, es más, solo hemos hecho de Eurodisney (Paris), Barcelona (por el Salón del Cómic) y ahora Cuenca, pero algún día hablaremos de cuando fuimos a Tenerife, o en la Comunidad Valenciana, Alicante, Peñíscola, Calpe, Cullera, Santa Pola y la Isla de Tabarca, Cartagena, Cabo de Palos y la Manga del Mar Menor en Murcia, pero eso será en otros artículos «viajeros». Hoy nos centramos en Cuenca.
¿Qué hacer en Cuenca? Pues antes que nada, tal como recomienda el Departamento de Tráfico, hay que parar a mitad de viaje más o menos para llenar el buche y refrescarsa. Oconowocc recomienda un bar llamado Falcon Crest y en el que nos pusimos como el quico con un gran bocadillo de lomo, queso y mayonesa (que al ser el preferido nuestro estamos por llamarle Bocadillo Oconowocc y todo…), nuestro querido Latinlover de pimientos, longanizas y mayonesa, y un largo etcétera. El pueblo se llamaba Campillo de Altobuey. Creemos que solo era el único bar en todo el pueblo pero… valió la pena.
–> parte de la expedición Oconowocc, saliendo satisfecha del bocatrón en la Mancha, camino a Cuenca
Una vez en Cuenca y habiendo deshecho las maletas en el hotel NH Ciudad de Cuenca, nos dirigimos a lo más típico de la ciudad de Cuenca: las casas colgadas. Precaución: cuando os alojéis en un hotel, que no os den habitaciones en las esquinas pues hace un frío que pela y tendréis que cambiaros de habitación si es otoño, primavera o invierno.
Esta es una primera plana de las casas colgadas: el paisaje es impresionante, viendo el rio Jucar en todo su apogeo:
Y después de agotarse subiendo y bajando cuestas que hasta a las cabras les costaría subir, ¿qué mejor que comer en uno de los típicos restaurantes de la ciudad de Cuenca, en el casco viejo de la misma, y tomarse el típico morteruelo y el típico ajoarriero? ¡Buenísimo, si además lo tomáis en plena plaza Mayor de allí!
Ya que estamos por ahí os recomendamos pasar por el puente colgante de al lado de las casas colgadas para pasar al otro lado: las vistas son magníficas y aunque de un poco de mal rollo pues las maderas se mueven un poco y crujen, vale la pena, sin duda.
Al día siguiente lo que tampoco un turista no se puede perder es la ciudad encantada, ya que además allí se rodó Conan el Bárbaro, la original con el amigo Arnold Scwharcheneger. Es un cúmulo de contrucciones rocosas erosionadas con el paso de los siglos que dan lugar a formaciones muy curiosas. La entrada son 3 euros solamente y estás una hora y media para verlas. Ojo y sigamos las flechas ya que si no nos podemos perder en plena serranía de Cuenca…
Este es la construcción más típica, el tormo:
Otra de las típicas rocas:
Y por último, después de haber visto la ciudad encantada, una vista general desde arriba de la ciudad de la parte antigua del casco viejo. No os lo podéis perder tampoco:
Esto es solo un resumen muy resumido, tomamos en total más de 100 fotos, pero esto es un poco para mostramos lo que se puede hacer en Cuenca. Muy bonita ciudad. Y cuando lo vimos esta mañana todos y ya volvimos a Valencia… ¿qué mejor que almorzar en Requena? Pues dicho y hecho: almorzar en Requena en plena avenida Arribas en un buen bar que son casi todos, para tomar un bocata longanizas requenenses con mayonesa y una tapita de morros y ensaladilla rusa.
Sin duda, fueron casi 3 dias muy buenos y desde luego, recomendamos Cuenca para visitarla. En un par de días y medio se ve y no es nada caro.