Siguiendo con mi clásico humor a la hora de poner títulos, que tanto éxito ha dado a esta santa página, hoy desayunamos (es un decir) con una noticia chocante: Robinho, acusado de violador.
La madrugada del miércoles fue detenido por la policía de West Yorkshire en relación con ciertas acusaciones de agresión sexual en la que el delantero brasileño se había visto implicado.
El jugador del Manchester City, en un comunicado publicado en su propio sitio web, desmintió a través de su portavoz, Chris Nathaniel, cualquier implicación en la agresión en la que se le involucra.
«Robinho niega categóricamente cualquier acusación de haber cometido algún crimen y está dispuesto a colaborar con la policía», informa el comunicado. «Podemos confirmar que el jugador acudió a declarar, como se acordó previamente y como parte de una investigación criminal», añade la nota.
Hay dos posibilidades: que le hayan metido en una trampa a este jugador para chantajearle con millones o para que la chica acusadora se llene sus bolsillos a costa de él, o, la segunda posibilidad, que efectivamente sin querer, o queriendo, Robinho haya abusado de ella en una de las fiestas locas que hacen los futbolistas de alto standing.
Lo que se sabe ya es que, una vez más, el fútbol se mezcla con la criminalidad y ya se olvida uno de que el fútbol es para divertirse y para entretener.