Los 26 episodios de esta temporada, 4 menos que la primera, alterna episodios brillantes en cuanto su argumento, y ya repetitivos en otros episodios. Pero desde luego, hay que tener en cuenta que una serie del año 1968 contiene en algunos episodios unos argumentos que luego se llevaron a películas, como aquel ordenador que implantan en el USS Enterprise que controla a toda la nave y se rebela contra sus creadores, o aquel alienígena que para sobrevivir tienen que crearle un cuerpo de androide para transportarlo a otro mundo donde pueda empezar de cero.
Uno de los mejores episodios es uno que da que hablar, ya que llegan a un planeta donde se enfrentan a un dios mitológico griego, que durante miles de años estaba esperando que llegaran los humanos para que estos, de nuevo, le adoraran. Curiosamente no se sabe si al final era un «dios» mitológico griego o no. Y por supuesto, no falta el episodio patriótico, donde de una bandera de Estados Unidos sale toda una civilización en otro planeta que encuentran. O aquel episodio donde ven cómo la civliización romana ha sobrevivido 2.000 años más y se retransmite las luchas de gladiadores por radio y televisión.
En definitiva, se va poco a poco viendo que los argumentos van decayendo por repetitivos pero siguen habiendo episodios muy, muy buenos. Ahora entramos en la tercera y última temporada, 24 episodios más, que empieza fuerte ya que llegando a la velocidad de la luz retroceden al siglo XX del planeta Tierra, y descubren que una raza alienígena «amiga» evitó que el ser humano se destruyera, en plena guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia, la Guerra Fría armamentísitica.
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