Muy buena cuarta temporada, trepidante, diriamos nosotros.
Reddington, como su «limpiadora», en su afán de proteger a Elizabeth Keen, le esconde a Raimond que está viviendo su vida junto su hija Agnes y Tom, este le dispara a la cabeza, y aparentemente muere.
Decimos aparentemente, ya que la limpiadora, no ha muerto, sobreviviendo al disparo, y planeando su venganza. Y la venganza le lleva a desmantelar casi el 100% del imperio criminal de Reddington, poniendo a este contra la cuerdas, y al final él quiere convencerla de que deje de hacer eso, por el bien de la misma Elizabeth Keen. Como al final ella no consigue su venganza, se suicida, pero deja un «regalito» final: un maletín secreto, tan secreto que solo él y ella conocen, ha salido de su escondite y amenaza con ver la luz enseguida.
Al final, Reddington reconoce que es el padre de Elizabeth Keen ya que ella le saca un poquito de sangre y lo compara con su ADN, Pero Raimond lo que teme es el gran secreto que la «limpiadora», ahora muerta, ha sacado a la luz. Ese maletín, lleno de huesos, lo recoge ni más ni menos que ¡Tom, el marido de la agente Keen!, con lo que nos tememos que Tom está haciendo de nuevo una doble vida y que Raimond mató a la madre de Keen.
Eso, se sabrá la temporada que viene, la quinta.