Menudo final más bueno de esta quinta temporada de The Blacklist.
Muere Tom, el marido de Elizabeth Keen, y ella pasa unos meses alejada de todo (incluso de su padre Reddington) en una casa en las afueras, y lo único que le sirve es matar a un grupo de sicarios que quiere matar a uno que ha recogido ella ya que estaba en medio de la nieve. Así, ella vemos como se va un poco transformando en mala también, una personalidad oscura que va saliendo poco a poco.
Y la saga central sigue siendo el famoso saco marrón donde se guarda un esqueleto, y que Raymond Reddington quiere con tanta pasión. De hecho, uno de sus grandes enemigos lo tiene y tiene que idear un plan maquiavélico para poder cogerlo. Eso si, no cuenta con que Elizabeth también tiene un plan alternativo porque quiere saber ese gran secreto de su padre cuál es, y en la persecución final donde solamente uno tendrá el esqueleto, gana finalmente Reddington. Pero… antes de eso, a Keen le dicen la verdad, y conoce el secreto, y Reddington no sabe que su propia hija lo sabe.
¿O hijas? Por que a mitad de temporada se sabe que Reddington tiene otra hija a la cual abandonó para protegerla de su vida criminal, aunque la protección no le salió bien ya que mataron a su madre. Pero, ¿cuál es el gran secreto de ese esqueleto?
Atención, ¡¡GRAN SPOILER!! Si no quieres saberlo no saigas leyendo, porque lo vamos a decir ahora mismo:
El esqueleto que con tanto celo guarda Reddington y que cuando lo vuelve a recuperar lo quema directamente a las afueras de la ciudad, y que su hija sabe por fin, es el… ¡cadáver del verdadero Raymond Reddginton! Es decir, el Raymond que conocemos al parecer no es el verdadero Reddington, al que asesinó él mismo y suplantó su identidad, con lo que ahora que Keen lo sabe, quiere averiguar qué es lo que ocurrió y es capaz ahora de ir en contra de su propio ¿padre? para pedir cuentas.
Por lo tanto, la sexta temporada promete ser apasionante…
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