El país de Turquía se atreve a hacer una serie mística y de diferentes realidades y poderes, y la verdad es que le ha salido bastante, bastante, bien.
«The Gift» trata de un descubrimiento arqueológico de un antiguo templo de hace miles de años y tiene como base una serie de símbolos, que, curiosamente, nuestra protagonista llamada Atiye hacía desde que era pequeña, con lo que hay una clara conexión entre esas ruinas y ella. Investiga, pese a la oposición de su madre, y de repente empieza a tener visiones de una mujer mayor mística que resultará ser su abuela, que resulta que no estaba muerta. Su abuela es la heredera de unos poderes místicos que le hace ser una puerta entre diferentes realidades y alternativas.
Por otro lado, está el «lado oscuro», que quiere evitar el que se produzcan estas realidades alternativas, no se sabe por qué todavía, y van en contra de Atiye. Consigue ella, como heredera, sus poderes místicos, y consigue traer de vuelta a su hermana a la que la habían matado. Así acaba la primera temporada.
Y la segunda comienza con que esa realidad resulta ser que ha cambiado, y sus padres no son los mismos, ni su hermana su hermana ni su primer novio su primer novio, con lo que eso, que ya de por si es malo, ahora es peor ya que en esta alternativa de realidad las mujeres no pueden dar a luz y mueren al estar embarazadas, no se sabe por qué. Y para solucionar esto en esta realidad tan oscura, de nuevo tiene que meterse en la cueva y abrir la posibilidad a otra realidad alternativa, y es lo que hace.
Ahora su madre no es mala y le ayuda, y el arqueólogo del que se enamora en la primera versión de la realidad vuelve también, pero se tienen que separar, no se sabe exactamente por qué. Esta segunda temporada finaliza con que ella está embarazada, da a luz, pero el ex novio de la segunda realidad le roba el bebé, y eso es malo, ya que es la heredera de sus poderes, para que generación tras generación siempre haya un representante «divino», la reencarnación de Venus, según los escritos.
En esta tercera temporada, y por ahora última, se verá qué realidad hay ahora.
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