Y añadiríamos… otro gran clásico de la literatura de ciencia-ficción, de obligada lectura, sin duda.
Alex, sobrino del gran minerálogo Liddenbrock, vive con él y está enamorada de su sobrina política. Pero todavía no se pueden casar… pero todo cambia cuando Liddenbrock adquiere un libro antiguo y, entre sus páginas, cae una hoja más antigua aún con una clave.
Días tardan en descubrir la clave y eso lo hace Alex, y descubre que un tal Saknussem ha conseguido viajar al centro de la tierra y les dice cómo entrar, que es ni más ni menos por el volcán Sneffels, en Islandia. Y aunque su sobrino intenta convencerle de que no vaya, al final van los dos, incluido un guía islandés llamado Hans que conocen allí y fielmente les acompaña.
El viaje transcurre primero bajando por el cráter de dicho volcán, y tienen dos caminos bifurcados; van hacia el camino de la derecha pero se equivocan y tienen que volver; luego van por el de la izquierda y es el camino correcto pero a punto están morirse de sed y menos mal que Hans descubre un arroyo dentro de las paredes y así consiguen beber.
Van bajando poco a poco hacia las entrañas de la Tierra y, gracias a que Alex sin querer se pierde, descubren un mini mundo interior, en forma de un mar que es casi como el Mediterráneo, con monstruos marinos, vegetación antediluviana y hombres prehistóricos.
Después de explorar toda la zona, buscan algún camino para continuar su viaje, y se topan con una gran roca que hace explotar, pero lo hacen con tanta potencia que les arrastra una corriente del agua de ese mar y les hace caer pero luego elevarse, elevarse, y elevarse y acaban en la cima de un volcán de Sicilia, Italia. Ahí acaba su aventura.
Curiosamente… el viaje al centro de la Tierra no parece que lo logren… a no ser que el verdadero centro de la Tierra sea el mar Saknussem que encontraron. Sea como sea, lectura totalmente recomendada.
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