Sin duda, es una noticia que merece reseñarse, pues en la industria del textil siempre ha habido sospechas quizás no de esclavitud pues es muy fuerte, pero sí de que se llevan sus trabajos a otros países como Vietnam, China, India y países de ese estilo ya que las condiciones laborales son menos rígidas y pagan bastante menos de costes salariales que si todo lo hicieran aquí. No es el único el sector del textil, también en la telefonía de algunas compañías bastante conocidas el locutor que te ayuda a cualquier gestión resulta que tiene acento sudamericano; es decir, la carga de trabajo la llevan allí a esos países ya que tienen mucho menos impuestos sociales que pagar.
Así son las grandes empresas multinacionales, el sistema capitalista es así: ¡qué se le va a hacer! Ya todos sabemos que las empresas grandes, ya sean inocentes o culpables, con tal de ahorrarse costes laborales son capaces de llevar trabajo a los países menos favorecidos en cuanto a derechos se refiere, está todo creado así y basta con ver la etiqueta de las ropas puestas para la venta para que se vea que ninguna está fabricada ni en España ni en la Unión Europea. Así es el mercado económico en el que luchamos todos.
Pero en San Paulo, en Brasil, ha saltado la alarma, ya que uno de los proveedores de la empresa Inditex, Zara en Brasil, ha sido acusado de esclavitud laboral. Concretamente y tras varios expedientes de Inspección de Trabajo, se encontraron dos centros de trabajo donde estaban 13 hombres bolivianos, una mujer peruana y un adolescente de 14 años, lo que podía constituir un delito de trabajo infantil, además de que al parecer estaban trabajando en condiciones de precariedad laboral y muy pocos higiénicas, además de que esos dos centros de trabajo eran las residencias de algunos de esos trabajadores.
El grupo Inditex, eso sí, enseguida habló con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de Brasil para poder ofrecer toda su colaboración en este asunto, ya que ha llegado incluso a niveles del Parlamento el tema de la posible «esclavitud» de algún que otro proveedor de la empresa Zara. Esperemos que se resuelva todo y que la empresa efectivamente resulte inocente, pues si no sería bastante patético que se aprovecharan de la pobreza de la mayoría (por desgracia) de los habitantes de Sao Paulo, que no estamos en el siglo XIX, señores.
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