¡Oooohh… las compras navideñaaaaasss…!
Hola, ¿es usted el típico ciudadano que está en paro o que trabajando usted y su mujer casi no llegan a final de mes? ¿está agobiado con su sueldo mileurista y agobiado por la hipoteca, coche, y tarjetas varias? Evidentemente, lo último que haría en estos tiempos tan malos es gastar en compras absurdas y regalos obligados, sería económicamente un error. Pero da igual!!!!! Estamos en Navidad ya!!!
Acabo de venir de un centro comercial llamado El Saler, de Valencia, y estaba lleno hasta la bandera, si hubiera bandera que llenar. En los 3 pisos de ese gigante centro comercial estaba tooodo iluminado, el árbol gigante de Navidad y animadores alegrando el corazón de los niños. Oh, qué bonito. Pues sí, aunque no se tenga ni un euro por que la miserable crisis ha dinamitado el bolsillo de todos, ¡da igual! ¡Usted siga la tradición absurda y mentirosa de la Navidad y ale, a gastarse sus dineros pocos que le queden y a gastar!
760 € el kilo de anguila, 200 € el kilo de centollo, y unos 1000 euros de media, como poco, en regalos para sus queridos familiares. Claro, ¿cómo gastarse eso si ni siquiera llega a final de mes? Pues… ¡¡¡cha-chaaaaan!!! La tarjeta de crédito. El dinero de plástico. Endeudese, total, hasta enero no tendrá que preocuparse… ya le recordará el banco que tiene que pagar.
Papa Noel vuelve a cachondearse de la economia familiar y a aprovecharse de la tradición pura y dura, y aunque no se tenga ni un duro, ¡hala! el español medio a gastar, gastar, gastar. Eso si, es una fiesta de felicidad y generosidad… hasta que en enero todo vuelve a enredarse, después de los Reyes, claro, y te das cuenta de la situación real: sin un euro más una tarjeta que pagar de nuevo.
Por favor, seamos realistas: no caigamos en el tornado, en el ciclón, en el maremagnum del consumismo publicitario, no caigan en eso, tengan en cuenta los tiempos en que vivimos. El marketing de la publicidad le importa un bledo el ciudadano, lo único que quiere es beneficio y su cuenta de resultados bien llena. No le hagamos rellenar otra vez de deuda nuestra propia cuenta de resultados. Si quiere hacer regalos a sus hijos, hágalos por que quiere durante cualquier fecha del año, no obligado en Navidades. No caiga en el juego.
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