Con tanto ajetreo político y revolucionario, el Consejo de Ministros ha aprobado una ley que pese a ser polémica curiosamente ha pasado un poco inadvertida en los medios de comunicación de nuestro país, la ley de la muerte digna.
En pocas palabras, esta ley quiere pretende normalizar los derechos de los pacientes en situación terminal y las obligaciones del personal sanitario que los atiende. Además, algo interesante es que la misma legislación vuelve a decir que el paciente tiene totalmente derecho a renunciar a un tratamiento médico y puede usar las sedaciones terminales aunque, y este es un punto novedoso, acorte la vida con tal de no sufrir tanto dolor. La ley también reconoce el derecho del paciente a que, en la etapa final de su vida, se preserve su intimidad y la de su familia, a que esté acompañado y a que se le permita recibir el auxilio espiritual que solicite conforme a sus creencias y que tendrá derecho a una habitación individual.
Ha sido Andalucia quien primero ha hecho esta ley, seguida de Aragón y en el resto de las comunidades autónomas el tema se está estudiando. En otros países de la Unión Europea ya está en funcionamiento y en solo el estado de Oregón, Estados Unidos, funciona también. Ahora es el consejo de ministros que a nivel nacional quiere regularizar este tema tremendamente serio por su peso.
Esta ley no regula ni la eutanasia ni el suicidio que hasta el momento sigue siendo ilegal, simplemente habla como hemos dicho de cuidados «paliativos» y sedaciones «intensas» para los que sufren mucho. Los médicos en general están de acuerdo en tratar a los pacientes con esos sedantes potentes para que, aunque acorte la vida, el paciente no sufra tanto.
En definitiva, una ley que bajo nuestro punto de vista se le ha dado poco «bombo» para debatir, por culpa naturalmente de que estamos en periodo electoral, pero creemos que más allá de la izquierda y la derecha está el derecho a la vida de los pacientes y debería ser un pacto de Estado.