Colaboraciones Oconowocc: Carlos Reyes
Hace un tiempo me encontraba en el cine disfrutando de todo un éxito de taquilla y de la crítica, «Lo imposible». El gran Bayona nos ha vuelto a dejar un regalito que peleará con las más grandes este año. Pero el motivo de mi artículo no es este, sino algo que surgió a lo largo de la película. ¿Sabéis el qué?
Pues todo se desarrolló a mitad de la proyección. Fue un comentario llegado desde mi espalda. La persona, a la cual no conozco, comentaba que le repugnaba haber entrado a ver una película tan dramática, llegando a decir que «no había pagado un dinero para sufrir, al igual que ocurrió con «La pasión de Cristo, una película que le había parecido del todo exagerada». Y ahí se despertó la pequeña alerta escondida en mi cabeza. ¿Cómo que «La pasión de Cristo» es exagerada?
Cierto es que no me voy a poner a debatir los pros y los contras de un film dirigido por el gran Mel Gibson, fantástico actor, buen director. Puede que esté en desacuerdo con algunas cosas sobre la película, pero lo que no puede ser es afirmar que la película exagera la realidad, algo que también comentó este personaje. Está claro que estamos muy acostumbrados a las viejas películas sobre el género, con títulos tan conocidos y famosos como «Rey de Reyes» o «La historia más grande jamás contada».
Pero para ser sinceros, solo el gran Gibson ha sido capaz de ceñirse a la realidad. Puede que la representación de Jesucristo en películas como las mencionadas sea menos traumática, pero la historia del Mesías no es tan «light» como nos la han intentado mostrar antiguamente. Fue torturado por medio de todos los tormentos y martirios conocidos en el imperio romano, le rasgaron la piel, lo golpearon, lo azotaron utilizando látigos con pequeños trocitos de huesos que se clavaban en la piel del preso y rasgaban su carne. Le escupieron, le clavaron una corona de espinas que arañó su cabeza y frente. Volvió a ser torturado, golpeado, pisoteado. Sencillamente, lo que Mel Gibson nos enseñó en «La pasión de Cristo» fue una aproximación a la realidad muy grande, más que sus antecesoras.
En definitiva, es cierto que «La pasión de Cristo» raya los límites, roza la frontera de lo moral en cuanto al cine, pero se acerca tanto a lo que sufrió Jesucristo que es peor considerarla exagerada. No exagera en absoluto su contenido. Sencillamente, su contenido no es agradable de recordar, algo que nos tiene que hacer reflexionar seguramente.
¡Un fuerte saludo a todos!
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