Evidentemente no la recomendamos, ya que ni siquiera se molestan en hacer unos efectos especiales mínimos para simular que son tiburones de verdad.
El argumento seguro que ya os lo imagináis: un virus zombi que se mete en un tiburón de laboratorio, este tiburón se escapa y provoca la muerte de muchos bañistas. La gracia está en que cuando muerde, el ser humano se convierte en zombi, además de los peces y otros tiburones. Recuerda vagamente a la mítica película «Re-Animator», donde trozos de cuerpo cobraban vida por el virus.
En fin, no la recomendamos ya que es mala, bastante mala, y los actores, evidentemente, malos.
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