Cuánto se burlaron del Valencia durante varios años, cuando se sabía que estaba a tope de deudas y que estaban a punto de quebrar su sociedad anónima. Así sin más nos acordamos de aquel estúpido periodista de un telediario que iba por las calles de una ciudad con una hucha con el logotipo del Valencia pidiendo dinero por que el club andaba medio arruinado.
Aquello significó el simbolo del despilfarro y la mala gestión. Vale, muy bien, ahora con el mal llamado despectivamente «el chino», el Valencia C.F. anda por fin con un futuro definido gracias a los millones y millones de euros provenientes de la empresa de Peter Lim, que no es «chino», sino de Singapur.
¿Y ahora qué pasa con el Atlético de Madrid? El club colchonero no llega a final de mes, ha empezado la construcción de un estadio nuevo que ni siquiera muchos de sus seguidores querían, y han tenido que permitir que una empresa china (estos sí que son «chinos») les compre el 20% de sus acciones… para empezar. ¿Porqué? Por que no les llega el dinero para mantener la construcción de un estadio nuevo más toda la gran plantilla que tienen.
¿Ahora qué? ¿Dónde estás las risas, señores? ¿No nos burlamos de que un «chino» tengan que salvarles el rojiblanco trasero a las arcas del Atlético de Madrid? ¿Dónde están las burlas? Y no solo el Atlético, se rumorea que el mismo Barcelona C.F. va a tener que pedirles dinero a su principal patrocinador para remodelar el estadio y ya no se llamará «Camp Nou» sino después, o delante, el nombre de ese patrocinador. Si es que al final todos van a lo mismo, tal y como el dinero de ACS de la empresa de Florentino Pérez financia las obras del Real Madrid, pero sin bombo ni platillo.
Es decir, antes de burlarse de un equipo de fútbol, que los demás se fijen en el suyo que siguen, por si acaso el escupiñajo de la burla les vuelve a ellos.
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