En el gobierno de Aznar compraron un sistema llamado Sitel, que es un ordenador que, sin dejar ningún rastro ni ninguna huella, puede registrar todas las comunicaciones electrónicas.
Además de grabar las conversaciones, el Sitel permite localizar a cada persona a través de su teléfono móvil, cruzar sus llamadas con las de otras personas y saber las páginas por las que navega en internet o las transacciones económicas que realiza. Qué cosas, ¿eh?
Vivimos, me temo, en un mundo cada vez más globalizado y más inhumanizado a la vez, donde no existe ya la confidencialidad y todos estamos grabados y registrados por cacharros electrónicos que ni siquiera conocíamos su existencia.
Según el Gobierno de ahora, dicho sistema solo se utiliza bajo orden judicial… pero dicho sistema fue, se supone, anulado por el Tribunal Constitucional por eso, por ser anticonstitucional y por vulnerar los derechos de las personas. ¿En qué quedamos, pues? Pues quedamos en esto: en que ahora ya nadie se puede sentir protegido por que a saber qué cosas más inventado desde el año 2004 que no sepamos.