La primera de las películas en las que vemos a un Jim Carrey que no hace caras ni hace gracias, sino que se enfunda el papel de protagonista que roza la locura, llegándola a superar incluso. Este artículo contiene spoilers de lo que que sucede al final de la película, con lo que si no quieres saber cómo se desarrolla el argumento, no sigas leyendo.
Él es un trabajador de una protectora de animales que se encarga de coger a los perros abandonados. De repente entra en una librería y le hacen llegar un libro de tapas rojas que se llama «El Número 23», y enseguida él se siente muy identificado con el personaje de dicha historia, una historia en la cual el protagonista se obsesiona a grado irracional con el número 23 hasta el grado en que todo su universo personal parece que acaba siempre en 23. Y Jim Carrey también se hace fruto de esa obsesión.
En el transcurrir de la película, llena de a veces incómodos «flash backs», se da cuenta de que el libro en realidad es una confesión en toda regla de un asesinato. En un principio cree que el asesino es el mismo autor que publicó la obra, en otras cree que su mujer, pero al final de la película se da cuenta de la gran verdad: el asesino es él mismo, ya que se volvió loco e incluso lo metieron en un manicomio pero al suicidarse se le borró toda la memoria… hasta que la mala suerte hizo que volviera a leer el mismo libro y empezar a revivir toda su locura pasada.
Es una curiosa película que creemos que vale la pena ver.