La segunda parte de esta trilogía del detective Elijah Baley esta vez lo lleva a una misión mucho más lejos de su querida Nueva York.
Su reputación tras solventar el misterio de las «Bóvedas de Acero» le lleva a que por primera vez en muchas décadas un humano vaya a uno de los Mundos Exteriores, aunque evidentemente a él no le hace ninguna gracia, Lo llevan ni más ni menos que a Solaria, un extrañisimo mundo donde solamente hay 20.000 habitantes justos y varios millones de robots que controlan toda la energía del planeta. Viven todos en un Paraíso al aire libre donde cada uno de los humanos tienen como Haciendas como mínimo mas de 1.500 de kilómetros cuadrados para ellos solos, pero han «evolucionado» su comportamiento social en un grave problema: se han acostumbrado a no verse, y solamente se «visualizan».
Es decir, jamás en algunos casos han visto a otro humanos en persona, algo que les repugna sobremanera, y solamente se visualizan en pantallas tan perfectas que parece que se pueden tocar…. pero en realidad están a miles de kilómetros de distancia. Incluso los matrimonios tampoco se ven.
Es en este extraño mundo, Solaria, al que mandan al detective Elijah Baley y como gran sorpresa desde Aurora, el más potente de los Mundos Exteriores, le mandan de nuevo al Daneel para que le ayude, ya que el caso puede incluso acabar en guerra intergaláctica si se descubre que ha sido un humano quien ha matado al Espacial de Solaria.
Atención, spoiler directo: ¿quién resulta ser el asesino esta vez…? ¡El Espacial robotista, que cuando sorprendido por que un «patético» humano le haya descubierto se suicida para no acabar en la prisión. Esta novela, llamada «El Sol Desnudo» ya que Elijah se ve obligado a salir al exterior en un mundo donde todo es exterior al fin y al cabo (recordemos que Baley está acostumbrado a las Bóvedas de Acero de sus enormes Ciudades y jamás en su vida ven el exterior) es la mejor sin duda de la trilogía de los robots del detective Elijah Baley.
Por supuesto, la recomendamos también.
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