Sí señor, con un par de… astas, Oconowocc pregunta a los oconowoqueros que nos siguen diariamente qué opinan sobre la fiesta nacional de nuestro querido país: los toros.
Según los datos, acuden más gente a los toros que al fútbol, y es tal la ferviente marea taurina que el negocio del toreo se va multiplicando cada vez más.
En España, uno no puede torear hasta los 17 años, con lo que la mayoría de los toreros – niños se tienen que ir a otros paises de Sudamérica, por ejemplo, uno muy habitual, México. Imaginaros a un níño de 15 años toreando en una plaza ante un toro con unos cuernos como una plaza de toros… curiosa metafora me ha salido.
Los toros… ¿arte o salvajismo? Nos sorprende y nos repugna que en los circos romanos se mataran a gladiadores entre ellos… pero en las plazas de toros pasa más o menos lo mismo. ¿Sera por que venimos de los romanos?
Este artículo lo pongo por que como Valencia está en Fallas, una las ferias de toros más importantes de España es, precisamente, la Feria de Fallas, y la plaza de toros de Valencia se llena de gente dicharachera que exige una oreja, el rabo (del toro, se supone) y sacan pañuelos en señal de disconformidad si lo hace mal el torero, etc…
Precisamente, en esta feria de Fallas, el banderillero Álvaro Montes, cogido en la corrida que se celebró hoy en Valencia, presenta lesiones de pronóstico «menos grave». El toro que le tocaba le hizo, según palabras de su médico, «una cornada en el tercio superior del muslo izquierdo con dos trayectorias: una que abarca la región anterointerna, secándola en abanico, y otra descendente, que rompe por completo el músculo sartorio y alcanza el paquete vascular sin lesionarlo». Cuando leí lo de que le alcanzó el «paquete» vascular se me erizaron los pelos del brazo no se por qué… Por último, por la violencia del golpe del toro, se le diagnostica un traumatismo craneofacial, con erosiones múltiples pendientes de estudio por TAC.
Para añadir datos a este artículo, fijáos lo que dicen los que están a favor de la fiesta de los toros para justificar la «matanza»:
los que están a favor de los toros dicen que el toro no sufre:
«El profesor Juan Carlos Illera del Portal, director del Departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad complutense de Madrid, ha realizado un estudio que demuestra de manera científica que el toro tiene menos estrés durante su lidia que durante el transporte. En el trabajo, en el que colabora Fernando Gil-Cabrera, también se aclara que el toro, ante el dolor, libera unas hormonas, las betaendorfinas, que contrarrestan el sufrimiento, que llega a ser casi nulo.
En una amplia entrevista concedida a la revista 6Toros6, realizada por José Luis Ramón, Illera explica con detalle el estudio que se está realizando en la Facultad de Veterinaria y del que forma parte la Tesis Doctoral de Fernando Gil-Cabrera. Los resultados preliminares ya se presentaron en el VII Symposium de Zafra en el 2005 y sus conclusiones fueron recogidas y publicadas por el director de este medio.
En la entrevista, Illera explica que lo primero que encontraron al comenzar a trabajar es que “el toro es un animal, entre comillas, especial endocrinológicamente hablando, ya que tiene una
respuesta totalmente diferente a la de otras especies animales. Hemos llegado a comprobar con medidores del estrés, que el toro tiene durante la lidia menos niveles hormonales que durante el transporte”.
Estas mediciones han sido realizadas a toros que son devueltos a los corrales, unos antes de ser picados, otros después y otros incluso con banderillas: “Así hemos podido comprobar que el momento de mayor estrés para el toro es cuando sale a la plaza, desde que está en los corrales hasta que aparece en el ruedo. (…) El toro es un animal especial, que está perfectamente adaptado para la lidia. Y es que todos sus mecanismos endocrinos (hormonales) se ponen en funcionamiento de una manera totalmente distinta a la de cualquier otro animal o incluso las personas. Los novillos se estresan un poco más, pero en los toros, durante su lidia, los niveles llegan a ser prácticamente normales”, explica Illera.
En concreto, los toros en el ruedo liberan betaendorfinas, también conocidas como la “hormona de la felicidad”, que “bloquea los receptores de dolor en el sitio donde éste se está produciendo hasta que llega un momento en que el dolor y el placer se equiparan, y deja de sentirse dolor”, afirma Juan Carlos en la entrevista.
Gracias a estas mediciones, descubrieron que “el umbral de dolor en los toros es grandísimo. Es decir, durante la lidia liberan diez veces más betaendorfinas que un ser humano. Y siete veces más que durante el transporte”, lo que explica que el sufrimiento en los traslados sea mayor ya que se libera menos cantidad de dicha hormona.
Illera
comenta que en una corrida incruenta el sufrimiento del toro sería mayor: “Si no se le picara ni banderilleara, posiblemente siguiera con el altísimo nivel de estrés que tiene al salir al ruedo. La puya provoca un mecanismo doble en el toro: por un lado le estresa y por otro le produce dolor: y, por consiguiente, al sentir dolor, comienza a liberar las endorfinas que lo matizan. (…) Incluso hemos visto que el toro tiene mucho más estrés cuando es recortado que cuando es lidiado y toreado. Como no hay dolor, liberan menos betaendorfinas y, por tanto, éstas no suplen la sensación de estrés y de sufrimiento”.
Osea, que casi le hacen un favor al toro si le clavan banderillas por que sus hormonas dice que le producen placer. Hay que tener narices para eso.
Ahora veamos otro argumento, este en contra de los toros:
los toros sí sufren mucho en las plazas:
«en el momento en que comienza la tortura oficial de la corrida, al toro se le lesiona su sistema nervioso por diversos mecanismos: «Cuando la puya no es colocada en su sitio, se producen fracturas de apófisis espinosas, fracturas en las costillas y hemorragias que pueden infiltrar el canal medular. A esto sumaríamos el efecto de las banderillas. Luego existe un segundo mecanismo que explica por qué, aún sintiendo un terrible dolor, el sistema endocrino del animal no pueda responder en manera adecuada. Necesitaría un sistema nervioso intacto, lo que no se da. Además, las mediciones durante la corrida ¿como se han realizado?, ¿se ha parado la corrida para extraerles sangre?
Y las endorfinas durante la lidia, ¿cómo se han medido? ¿se paró de nuevo la corrida? Porque, si no es así, ¿cómo se sabe en que momento empezaron a secretarse? ¿pudiera ser que solo se secretasen al final, durante la puntilla (que paraliza al animal, y VIVO, lo lleva al desuello)? Lo cierto es que no hay ninguna forma de demostrar en qué momento se producen.
las endorfinas son las hormonas del placer y el bienestar, pero está acción solo se verifica a nivel cerebral cuando se sintetizan en ausencia del dolor (por ejemplo, en humanos, tras la realización del ejercicio o del acto sexual). Cuando exista dolor, esta acción no se siente a nivel cerebral ya que la biología escoge siempre aquellas acciones que permitan la supervivencia de la especie. Ante un intenso dolor, se siente dolor, NUNCA PLACER, porque el animal tiene que huir. El equivalente humano serían las víctimas de tortura que también tienen niveles elevadísimos de endorfinas. Podemos preguntarles si en algún momento han sentido placer. Y pienso que si los toros pudiesen hablar, nos dirían, como los pacientes de urgencias, como las mujeres en el parto, como las víctimas de tortura, que nos olvidemos de sus niveles de endorfinas porque están sufriendo un intenso e insoportable dolor. Pero estos pobres animales tienen una desventaja frente a los humanos: no pueden hablar.»
Sí amigos… disparidad de opiniones habemus. Cuando el toro sangra y sangra por que le clavan banderillas que le llegan a partir el cuerpo casi, ¿siente tanto dolor que al final siente placer? ¿o el toro, como cualquier animal, se caga en los crueles y estúpidos seres humanos que dañan a los animales?
Opinad, a ver si estamos a favor de la fiesta nacional o no.