Interesante final de la temporada cuarta de The Flash. Comenzó bien, y acabó bien, pero el desarrollo no estuvo demasido acertado, según nuestra opinión.
Y es que Devone, en su papel de Metrón (que al final no era Metron, sino un tipo muy inteligente que quiere conquistar el mundo), hace su plan final: llenar la Tierra de satelites para quitarles la inteligencia a toda la humanidad y quedársela él. Son incapaces de vencerle el equipo Flash, pero al final es la ex ayudante de Devone quien le traiciona y les da la clave para derrotarle, que es ni más ni menos que entrar en su mente, en el mundo de su mente y hacerle ver su lado bueno.
Así lo hacen, ayudado por la novia de Joe que está a punto de dar a luz, pero resulta que el lado bueno de Devone está muerto. Hace falta un cambio de planes y urgente: ¿qué hacer? Salir de ese mundo a través del nexo por el que entró la energía oscura, y así recuperar el cuerpo y mente de Ralph Dibny, al que creían muerto, y así derrotan a Devone. Pero este, que está vencido, tenía un plan B, que es la «reencarnación tecnologíca»; es decir su mente está «copiada» en su silla, al que quiere detonar para matar a todos, pero consiguen destruir la silla antes.
El problema ahora es la red de satélites de Devone que está cayendo a la Tierra y amenaza con destruir la ciudad entera: para eso Flash hará un estallido sónico en forma de puñetazo pero es ayudada por su hija del futuro que viaja para ayudarle a destruir dicho satélite ya que Flash corre peligro de destrucción.
¿Qué hace Nora, la hija del futuro de Flash y su mujer, con ellos? «He cometido un error», dice Nora, y en la quinta temporada se sabrá qué error ha cometido.
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