Ayer, los visitantes de BIOPARC contemplaron en la Sabana el nacimiento de un impala. La pequeña cría de antílope, siempre bajo la protección maternal, comienza a explorar el recinto junto al resto de especies.
Bioparc es naturaleza en abierto y ayer mismo lo pudieron comprobar los visitantes mientras recorrían la zona que recrea la sabana verde. A última hora de la mañana, mientras muchas personas disfrutaban de las magníficas vistas desde el restaurante, una de las hembras de impala parió una cría. Este hecho, tan natural, resultó muy sorprendente para la mayoría, pues estaban contemplando “un documental en directo”. Tal y como ocurre en su hábitat, por instinto, la pequeña cría se levantó y comenzó a andar tras su madre, quien le procuraba todos los cuidados.
Una de las peculiaridades de Bioparc son los recintos multiespecie, como es el caso de la sabana, donde conviven diferentes antílopes como impalas, blesboks, gacelas Thomson y cobos con un grupo de jirafas y varias especies de aves. El nacimiento de la cría de impala provocó un pequeño revuelo entre todos los animales quienes manifestaban su curiosidad acercándose a conocerla, lo cual provocó las primeras carreras de la cría a los pocos minutos de nacer.
Resulta obvio el óptimo estado de salud de las especies animales que habitan en BIOPARC Valencia. Tras recibir numerosos nacimientos durante esta primavera entre los que podemos destacar el de la cría de león, los lémures, la pequeña hiena, los potamóqueros o la nutria de cuello moteado, esta primera semana del verano el grupo de impalas que habita en la sabana verde ha aumentado la familia con la llegada de una nueva cría.
La especie impala se extiende geográficamente desde el Nordeste de África meridional hasta el centro de Kenia. Como podemos observar en BIOPARC Valencia, habita en la Sabana abierta o arbórea. Su dieta suele ser mixta y se compone de hierbas, hojas y semillas de acacia. El período de gestación dura alrededor de 196 días y suelen tener una cría por parto.
Los machos se distinguen de las hembras por la cornamenta. Además, éstos emiten sonoros gruñidos durante la época de celo y sólo son territoriales durante ese periodo, pasando el resto del año en grupos de solteros. Los machos mantienen harenes de entre 15 y 20 hembras y sus crías para aparearse, lo cual rompe la composición de las manadas, que se vuelven a estructurar una vez terminada la época del apareamiento. Las manadas de solteros tienden a ocupar zonas alejadas de los territorios de apareamiento. Aunque son más activos durante el día, presentan cierta actividad nocturna.
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