Una de las peticiones y/o reivindicaciones que han reclamado los autónomos y pymes en general es que se pague el IVA cuando efectivamente se cobre, y no cuando se devengue. Es decir, si un empresario emite una factura con IVA, al trimestre ya tiene que pagarlo aunque su deudor le pague al trimestre que viene.
En otras palabras: siempre acaba adelantando el IVA. Y eso es realmente un problema, sobretodo para los que trabajan con administraciones públicas, como Ayuntamientos, Consergerias, etc… Y al parecer el Gobierno por fin se ha enterado y quiere cambiarlo. Pero no es oro todo lo que reluce. ¿Por qué?
Porque se dice o se rumorea de que la Agencia Tributaria, para asegurarse de que el pequeño empresario lo haga bien, crearía la obligación de un nuevo libro obligatorio para todos: el Libro de Cobros, en el que la empresa tiene que reflejar exactamente cuándo cobra una factura determinada y cuando, entonces, nace el compromiso de pagar el IVA correspondiente. Pero el problema no es solo que va a tener más faena.
El otro problema es para las pymes o autónomos que trabajen para empresas grandes, ya que a las empresas grandes les va a interesar el facturar a los autónomos que sigan el mismo criterio que la empresa grande; y sino el autónomo no trabaja con su mismo criterio, no lo contratará.
Es decir, una empresa grande que trabaje con el criterio de devengo, enseguida le interesará emitir la factura y que el autónomo la declare en Hacienda pagando el IVA para poder deducírsela para su contabilidad ya que normalmente las empresas grandes cierran su contabilidad cada 3 meses, o cada mes.
Con lo que si para la empresa grande le es un ligero contratiempo que el autónomo reclame ya la factura o no, dejará de trabajar con el autónomo, o no, depende. Y otro detalle adicional es que al parecer cada pyme o autónomo se podrá acoger al criterio de devengo o de cobro y estará obligado a permanecer en él, quizás, 3 o 5 años. Y si no le interesa permanecer dentro de ese periodo, se fastidiará ya que la Agencia Tributaria no le dejará cambiar.
Es decir: pasa lo de siempre, si el Gobierno por un lado facilita las cosas al empresario pequeño, por otro lado se las va a complicar sin remedio.
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