Sin duda, todo lo que sea ayudar a la delicada y triste economía española es bienvenido. Y el Gobierno, consciente de que la primera parte del Plan E acabó con unos efectos positivos bastante flojos, hoy mismo ha elaborado y aprobado la segunda parte, con unas cuantas diferencias.
Por ejemplo, una de estas diferencias es que no incluye la condición de que los proyectos contraten a desocupados, exigencia que retiró a medida que avanzaba el primer proyecto. El ministro Chaves ha declarado que «se primará a quienes contraten a parados de larga duración o autónomos que hayan cesado en su actividad».
Se podrán presentar hasta 14 tipos de proyectos, todos relacionadas con la economía sostenible y que sea menos de cinco millones de euros, aunque enmarcadas en tres grandes ámbitos: economía parques tecnológicos, nichos industriales de I+D+i, avanzar en la administración electrónica o mejorar las redes de información e infraestructuras de transporte, entre otros), medio ambiente (redes de agua, eficiencia energética, o ahorro de materias primas) y, por último, en la sostenibilidad social (educación o aquellas que se puedan enmarcar dentro de la Dependencia).
Otra diferencia entre los dos fondos es que el aprobado hoy permite destinar el 20% del presupuesto de cada proyecto a gastos de suministros. Es decir, «se financiará desde el desarrollo de las obras en sí hasta el último ordenador que se necesite en el centro empresarial», ha comentado Chaves a modo de ejemplo.
Esperemos que este plan sea otra vez motivo para que se contrate a más gente que lo necesita, asalariados en paro y autónomos que han dejado su actividad por que no tenían faena.