Menudo peliculón pudimos ver: Gravity. La historia de una astronauta que debido a unos escombros espaciales, chocan contra su nave y se va flotando por el espacio hasta que George Clooney tiene que rescatarla, al menos en un primer momento.
Un misil ruso destruye uno de sus satélites, y eso provoca una reacción en cadena en la cual los escombros, o basura espacial, se va juntando con otros escombros que había por ahí flotando, hasta que les alcanza de lleno a Clooney y a Bullock cuando estaban realizando una misión rutinaria de arreglo de su nave espacial. Por culpa de eso, Sandra Bullock se va flotando en medio de una muy buena desesperación, y George Clooney la consigue agarrar y llevársela de nuevo a los trozos que queda de su nave destrozada nave espacial.
Ahora la lucha es cómo volver a la Tierra y no morir en el intento. A Clooney se le ocurre ir a la Estación Europea Internacional con la ayuda de lo que le queda del combustible de su traje, llevándose arrastrando a Bullock, pero cuando llegan allí vuelve la lluvia de escombros espaciales y también la destroza, arrastrando ya para siempre a George Clooney. Mientras va desapareciendo en el espacio, le dice a Bullock que coja la cápsula de salvamento de la derrumbada Estación Espacial Europea y que con ella vaya a la siguiente estación que hay, la Estación Espacial China. Allá va, no sin dificultades, y llega a la cápsula más equipada de la estación.
Una vez allí los problemas no cesan: se le acaba el combustible hasta que, gracias a un sueño de Bullock en el que aparece otra vez George y le dice que hay combustible en el tren de aterrizaje, lo activa, y llega hasta la Tierra. Pero una vez en la Tierra casi se ahoga en el mar por culpa de que el traje espacial no se lo ha quitado y le pesa demasiado como para flotar. Menos mal que se lo quita a tiempo, y felizmente llega a la superficie.
En definitiva, una lucha constante para sobrevivir y llegar al planeta sana y salva. Sin duda, la recomendamos, aunque no es apta para corazones frágiles.
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