Meg Ryan es sinónimo de películas-pastelito insoportables y con un presupuesto de propina de esos que les sobra a los directores cuando acaban de hacer una película. Es una actriz que, aunque realmente no lo hace mal, se ha especializado en un género muy peligroso ya que solo se conoce un par de películas (como mucho) de relativo éxito, como por ejemplo, «Tienes un e-mail», atragantante película que te hace olvidar el por qué de ir a los cines de vez en cuando.
Pero esta película es insultante para la inteligencia de los alquilaron el DVD o Blue-Ray y pusieron 3 € para conseguirla. El argumento es que el marido de Meg la quiere dejar por que ya no es feliz, y como ella no quiere que le deje, lo ata y lo secuestra hasta que le vuelva a querer. Absurdo, ¿verdad? Pues asi se pasa una hora y 20 minutos de agonia cinéfila viendo las tonterias de una ya experimentada Meg Ryan y que, suponemos, que es por que ya no le dan ningún papel el hecho de que haya hecho esta parodia de proyecto de film.
Al final de la película entran unos ladrones en su casa y atan también a Meg Ryan y, ¡yupiiii!, él como la ve en peligro se vuelve a enamorar de ella. Aviso para spoilers, he aquí el final de la película: pasa un par de años y tienen un niño, el sueño de ellos, y ve pasar por su lado a uno de los ladrones y ella la saluda, con lo que el se queda sospechando de que en realidad los ladrones los llamó ella para recuperar su amor. Oh… que guiño final para su elevada audiencia…
En definitiva: NO recomendamos esta patochada de película, evidentemente.