Curiosamente, se ha convertido en mítica esta película, aunque voluntariamente el director y los actores dijeron que era de poco presupuesto para fomentar su clase de serie B.
Para los que vísteis Sharknado, deciros que esta segunda parte es una especie de continuación de la primera. El protagonista que consiguió hacer desaparecer al tornado de tiburones que asolaba a mordiscos la ciudad de Los Ángeles, ahora va a Nueva York, y pilla a nuestro protagonista en un vuelo directamente a esa ciudad. Ahora el protagonista es famoso, ya que ayudado por su mujer ha escrito un libro de éxito llamado «Yo sobrevivi al Sharknado», y ve con terror ciertas figuras marinas en las nubes siguiendo al avión que está a punto de aterrizar en Nueva York.
Sus sospechas se confirman: vuelve el Sharknado, esta vez más potente por culpa de los edificios de Manhattan (la explicación a esto es un poco difusa) y tiene que volver a ponerse manos a la obra para ayudar a la gente. El final de la película es predecible y exacta a la anterior: le ayudan a fabricar bombazos para calentar el tornado por dentro y hacerlo desaparecer.
Pero lo «bueno» de esta película son algunas escenas frikis total, como por ejemplo el hecho de domar a un tiburón en pleno aire por parte del protagonista para no estrellarse contra el suelo, o ver a la gente con espadas y hachas empezando a partir por la mitad tiburones como si fuera lo más normal del mundo, o ver al mismo protagonista cuando coge su sierra mecánica y como si fuera He-Mann cuando grita «¡yo tengo el poder!» empieza a gritar un rugido de guerra.
En fin, mala es, por supuesto, pero tiene mucha gracia, quizás más que la primera.
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