Menuda patochada de película, señores. Vaya excusa para que, de un cazador de vampiros que va por ahí con un hacha normal y corriente, se pase a ser político. No recomendamos verla a no ser que queráis pasar la tarde riéndose de las absurdeces de la película en sí.
El argumento es que a la madre de Abraham Lincoln la mata un vampiro, y él se queda obsesionado. Un maestro cazador se da cuenta de su obsesión y le enseña a matar vampiros ya que él solo no puede con tantos que hay en Estados Unidos. Abraham dice que prefiere utilizar un hacha que utilizaba para talar árboles para hacer leña, y su maestro le enseña a utilizar dicho hacha para matar vampiros.
Y así se convierte en un cazador de vampiros. El maestro le va diciendo los nombres de los vampiros que tiene que ir matando para entrenarse, esperando que le diga al vampiro definitivo: al que mató a su madre. Pero cuando llega el momento, se da cuenta de que el sur de Estados Unidos está plagado de vampiros, que cazan a los esclavos negros.
Y como Lincoln está en contra de la esclavitud, se da cuenta de que puede hacer mucho más si se elimina la esclavitud y de paso, va matando otros vampiros: ese es el enlace entre cazador de vampiros y el político que unió el norte y el sur de Estados Unidos, una excusa mala mala mala para conectar con el futuro presidente de los EEUU.
El vampiro que mató a su madre resulta que también se mete en la guerra civil de allí y forma a un ejército de vampiros «del sur» para que vayan contra el ejército del norte de Lincoln. Evidentemente, Lincoln tiene la guerra perdida a no ser que arme el armamento del ejército del norte con balas de plata que hacen que los vampiros mueran a la primera, y así lo hace.
Gana la guerra, descubre que su maestro es también un vampiro que odia a los suyos (estilo Blade) y poco más, se queda como presidente y consigue matar, ya de más mayor, al famoso vampiro que mató a su madre ya que consigue matar al hijo de Lincoln previamente.
En definitiva, patochada de película.
Deja una respuesta