Es muy posible que el Efecto Mariposa te suene a nombre de grupo musical (que lo es) o a película de ciencia ficción (que también), pero lo cierto es que este concepto forma parte de la Teoría del Caos, empleada en ciencias como las matemáticas o la física.
Su origen es anterior, aunque el padre oficial del llamado Efecto Mariposa fue el estadounidense Edward Norton Lorenz en 1963. Este meteorólogo y matemático trabajaba para el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que años más tarde se haría muy conocido por su equipo de Blackjack (si has visto la película 21 Blackjack con Kevin Spacey, sabes de qué hablo). La cuestión es que Lorenz no utilizó su cerebro privilegiado con fines lucrativos, sino que desarrolló una teoría que para muchos está considerada, junto con la Relatividad y la Mecánica Cuántica, como una de las tres grandes revoluciones científicas del siglo XX.
La Teoría del Caos forma parte de la rama matemática que estudia las probabilidades. Su importancia es fundamental porque viene a decir que en sistemas complejos, incluso aunque tengan un comportamiento determinista, puede darse la circunstancia de que una pequeña variación desemboque en un resultado completamente impredecible. Esto choca de frente con el Método Cartesiano, al que dicho sea de paso le tenemos que agradecer muchas cosas. René Descartes, aquel que demostró su propia existencia con el famoso “pienso, luego existo”, se propuso encontrar el conocimiento verdadero en todas las cosas. El hecho de ponerlo todo en duda y querer explicarlo todo, ha servido de motor científico para avanzar durante muchísimas décadas. La Teoría del Caos no frena esta curiosidad humana por querer entender lo que nos rodea, pero sí pone un límite a la predictibilidad de las cosas. Simplemente hay cosas que no podemos explicar.
Ese pequeño “click” que puede transformar por completo una situación, es el Efecto Mariposa.
Una manera sencilla de entender el Efecto Mariposa sin tener que recurrir a viajes en el tiempo, es descubrir cómo llegó Lorenz a la formulación de este concepto. En los años 60, este meteorólogo del MIT estaba empezando a utilizar los ordenadores para realizar cálculos que sirvieran en la predicción del tiempo. Entre los números que obtenía se encontró con decimales de tres cifras, algo que la impresora no mostraba porque sólo cabían dos, así que decidió redondear ligeramente esos decimales. El resultado que obtuvo tras modificar esos números fue completamente distinto al que había obtenido al principio, y eso que solamente había redondeado mínimamente.
La idea de que aleteo de una mariposa puede notarse al otro lado del mundo, viene de un viejo proverbio chino que viene a decir que todo está relacionado, cualquier acto tiene consecuencias. La aportación de Lorenz es que no tiene que haber un gran cambio, una relación directa o que la variación final sea muy sutil; dadas dos situaciones idénticas, simplemente una leve perturbación en las condiciones iniciales hará que se desarrollen dos situaciones completamente distintas: el aleteo de una mariposa es capaz de provocar un tornado. Al principio hizo el símil con una gaviota, pero sus compañeros sugirieron la mariposa, que quedaba más poético. De ahí viene realmente el nombre del Efecto Mariposa y no de la forma del “atractor extraño” que representa el modelo de predicción meteorológica de Lorenz.
A principios de la década de los 70, Lorenz decidió compartir sus descubrimientos con algunos colegas en una conferencia que se realizó en el MIT. Para que no le tomasen por demasiado atrevido, planteó su teoría en forma de pregunta con una charla titulada algo así como “Predictibilidad. ¿El batir de las alas de una mariposa en Brasil puede provocar un tornado en Texas?”. En línea con el intentar demostrar la dificultad de establecer una verdad absoluta, predecible y controlable, Lorenz no quiso afirmar sino preguntar, pero sabemos que la respuesta es que sí: si tenemos dos mundos completamente iguales y en uno hay una mariposa agitando las alas, esos mundos acabarán siendo distintos.
El Efecto Mariposa es la esencia de El Ministerio del Tiempo, su regla de oro: no se puede cambiar nada del pasado porque tendría consecuencias impredecibles en el presente. Antes de la serie de TVE, quienes popularizaron este concepto fueron James Gleick en los años 80 con el best-seller Caos: la creación de una ciencia y Ashton Kutcher con la recomendable película El efecto mariposa.
Resulta muy difícil creer que una minúscula mariposa en Brasil pueda provocar un tornado en Texas, pero una vez que lo aceptamos, nos resultará más sencillo entender esta historia. Es muy probable que no lleguemos a hacerlo del todo, porque es de esas películas en las que siempre descubres algo nuevo, pero por lo menos lo veremos más claro. Aceptar el Efecto Mariposa nos ayudará a asumir que en un sistema complejo y dinámico no es posible hablar del 100%, siempre será un 99%, y que hay cosas que no podemos controlar por completo.
Ya lo sabes: la próxima vez que la lluvia te fastidie el picnic en el campo, no le eches la culpa al hombre del tiempo, échasela al Efecto Mariposa.
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